Ángel Quesada Matas (1947-2013), por Manolo Rincón, Kurt Schleicher, Rafael García-Fojeda, Manolo Nolla y Emilio Aparicio






Aún me parece imposible que esté escribiendo estas líneas. Un inesperado infarto se ha llevado a nuestro gran amigo y compañero, Ángel, antes de lo que habría sido normal, de manera rotalmente repentina e imprevista.

Mis recuerdos de Ángel, me llevan a los años 50 en la Preparatoria. Solíamos jugar en el recreo al clavo, las canicas o cambiar cromos. Era un niño sanote y fornido, con sus gafitas. Travieso y con mucha vitalidad. Muy simpático y desplegando siempre gran actividad.

Luego en los años 60, ya en el Instituto, estaba en puestos próximos a mí por el orden alfabético de colocación.

Participaba en nuestras travesuras, de poner petardos o hacer cohetes con cápsulas de puros. Éramos muy amigos, los siguientes compañeros: Iradier, Quiñones, él y yo, en aquellos tiempos y vino a casa de mis padres varias veces a disfrutar de los bocadillos de mortadela que preparaba mi madre para merendar. Leía nuestras colecciones de tebeos y recuerdo que hicimos algunas bromas telefónicas en conjunto.

También recuerdo que alguna vez fuimos a la piscina del canal con él, en el verano.

Gustaba de las bromas y los chistes, siempre estaba sonriente y despreocupado.

Luego, hasta el reencuentro pasaron 48 años, en los que nada supe de él.

Me contó, cuando nos vimos, su dedicación a la construcción, los viajes profesionales, en especial el de Indonesia, su boda con una sevillana y me hablo de sus nietos. Le encontré muy bien y con muchas ganas de vivir y disfrutar.

Me habló de sus acuarelas e incluso hizo un artículo en el blog donde las incluye. Me encantó comentar con él aquellos viajes que hacíamos de pequeños.

Ayer hablamos de un posible viaje a Berlín, que no quería coincidiese con uno que planeaba a Nueva York con su familia. Hablé con él por teléfono, pues creía que no iba a poder asistir a la comida, pero vino su hijo a Madrid, y fue posible su asistencia, y en el restaurante hablamos largo rato. Disfrutó del encuentro con nuestro compañero Paco. Me despedí con un apretón de manos, diciéndole, no faltes en la próxima.

Luego comentó en nuestro blog lo bien que lo había pasado.
Incluso me mandó este correo:

Manolo muy emotivo y real tu escrito y muy buen rato el que hemos pasado esta tarde. 

Con libertad y sin tapujos nos hemos enterado como vive y las experiencias de un compañero que, en eso nos hemos fijado todos, curioso, nos ha parecido mucho más grande que cuando dejamos de verlo allá por el año 60 o así. Morenito, bajito y "canijillo" que era.

Ahora sólo falta que le haga caso a Alfonso y escriba de su tatarabuela”.

Me consta que habrá muerto contento y del grupo tuvo cariño y afecto.

Su hija me ha ratificado en el tanatorio todas estas impresiones. Aún la misma mañana paseó con sus nietos que le adoraban.



Esta es la foto que le hice en la mencionada comida, probablemente una de las últimas que tengamos de él.

Manolo Rincón





Querido Ángel:




Sé que estarás en el Cielo porque eras un hombre bueno. Estarás rodeado de otros angelitos como tú, que eras NUESTRO Angelito. Así te llamábamos, o Angelote, porque eras ambas cosas: entrañable y grande, grande en buen humor, enorme en humanidad y genial en artista. Ya sabes lo que admiraba tus acuarelas y tu trazo suelto y valiente.  ¡Lo orgulloso que me sentía cuando has estado pintando últimamente una serie de fotos mías y lo que nos estábamos empezando a divertir desarrollándolas! Habíamos quedado en que cuando pasara toda esta época de fiestas navideñas y comidas, hacer otra tú y yo juntos para hablar de ello y pasar de nuevo un agradable ratejo; ¡cuánto siento haberlo retrasado!  Ahora ya no puede ser.

Te voy a echar mucho de menos. De pequeños siempre nos llevábamos bien y precisamente eres de los que más me acordaba, con tus grandes gafas de concha y tu sonrisa. ¡Qué ilusión me hizo verte por vez primera en el AVE hacia Valencia!; te reconocí enseguida. Eras inconfundible.




Y cuando no hace mucho fuimos juntos al Museo del Aire, de lo que también guarda testimonio nuestro blog. Y nuestras comidas en la Casa de Campo, con Alfonso, charlando sin parar durante varias horas viendo el lago.  Por cierto, Alfonso me dice y lo quiero transcribir aquí, lo muy profundamente que tu amistad había enriquecido su vida, y por supuesto la mía. ¡Con tan poco tiempo! Eso no lo consigue cualquiera.

No puedo evitar que me dé rabia que te hayas ido, por todo, por el hecho en sí y por lo que tenías aún por delante y que me hubiese encantado compartir. No me parece justo, pues estabas empezando una nueva etapa, que dábamos por hecho que sería larga y fructífera.




Añado aquí las últimas acuarelas que me enviaste a partir de mis fotos y el proyecto que tenías de ponerle música (“Una noche del monte Pelado”) a una que había transformado y que te gustaba así, monocroma, y me decías que luego Alfonso le pusiera letra. Lo haremos, descuida. Aquí quedan como exclusiva y un pequeño homenaje al artista.
 




(para ponerle la música de “Una noche en el monte pelado” (http://youtu.be/B7Au43sl-bs) y después una letra, como quería Ángel)


Un maestro, un auténtico maestro de la acuarela. Te estaba insistiendo que tenías que hacer una exposición. Es terrible que en un momento todo se quede en nada, todos los proyectos, todo lo que ibas todavía a hacer a la vez que disfrutarías con los tuyos, entre Sevilla y Madrid… y sobre todo que nos faltes tú.  No hay ni que decir lo mucho que te echaremos de menos… hasta que en algún momento nos volvamos a encontrar.

Hasta siempre, pues. Descansa en paz, amigo mío.

Kurt






De compañeros en clase, estabas lejos y no compartimos demasiado, pero, tras el reencuentro, entre emails, comentarios y encuentros fraternales, todo lo contrario. Descubro a aquel niño, ya hombre, bonachón, afectivo, con sentido del humor y, sobre todo, artista.

Un cuadro tuyo me permitirá recordarte siempre; fue un regalo generoso porque no consentiste que solo tuviera su foto.

Ayer, me hice eco de tus palabras, comentando las horas con Paco Guijarro y, cuando supe de tu vuelo, lloré, lloré y lloré hasta casi quedarme sin lágrimas. No es lógico, pero es real y tú ya te has ganado la eternidad. Deseo que seas feliz y que, con los demás compañeros que te han precedido, continúes velando por nosotros.

Visitando tu página 'Mis viajes de los años 50' por tercera o cuarta vez, hoy con más detenimiento, me doy cuenta de que en la Playa de los Muertos de Ubiarco -única acuarela original tuya-, en una casona de dos plantas a la izquierda, es donde mis abuelos maternos, mi tía, mi madre y su novio entonces, mi padre, estaban pasando unos días de descanso en julio de 1936. ¿Coincidencia? Sin duda.





Desgraciadamente, ya no lo puedo comentar contigo; pero, quiero creer, que me estás viendo escribir ahora. Te has ido, Ángel; sin embargo ¡qué cerca te siento!



Espero que este abrazo escrito llegue por vía aire hasta el azul espacio donde estés como el Ángel que has sido en la Tierra.

Rafael García-Fojeda



¡QUE BUEN TÍO!.

Angel nos resume bien. Si hay alegría por la recuperación de memorias de la feliz inconsciencia, él era el más alegre.

Sus hijos nos daban las gracias por haber provocado su entusiasmo en los últimos meses, entusiasmo que les transmitió incluso a ellos, que seguían nuestras andanzas por internet.

Pues así fue siempre.

Más allá de las relaciones en el Instituto, unos cuantos de nosotros seguimos en los años siguientes en una pequeña pandilla con las primeras chicas y los guateques.

Cuando las novias fueron más formales y fuimos terminando la universidad, nos perdimos. Ahora nos encontramos y rejuvenezco al ver que Angel no ha cambiado NADA. ¡Yo tampoco quiero haber cambiado pese al espejo!.

Ahora se aceleran los recuerdos:

Recuerdo la casa de sus padres con la vieja guitarra de buen sonido, que me hacían tocar porque yo estudiaba; las muchas acuarelas del su tío, auténtico maestro de donde le viene a Angel la afición. Sus pequeños trofeos de montañero “scout”.

Es claro que Angel tendría que ser también así en todas sus facetas. Ayer me emocionó ver en sus hijos la misma vitalidad pese a la situación. Su herencia.

Cuando aún construimos la vida con proyectos y esperanzas, no podemos abandonar la pena por un futuro truncado. Nos queda su memoria y algo más, porque parte de lo que somos es la influencia de quienes nos han rodeado, sobre todo de quienes nos lo han hecho con tanta empatía.

Porque Angel transmitía lo que era: un tío estupendo.

Manolo Nolla




Con Ángel sí tuve la oportunidad de verme cuando nos tomamos ese arroz tan rico en la Bouganvilla hace unos meses. Acababa de hablar con Vicente Ramos que me había localizado después de tantos años.

Yo vivía en la Calle Trafalgar, a mitad de camino entre Quevedo y la Glorieta de Iglesias. Ángel vivía cerca, por detrás del mercado de Olavide. Durante muchos años, una vez que conseguimos mis hermanos y yo que nos sacaran del comedor, nos íbamos andando Ángel y yo desde casa al Ramiro después de comer.

El portal de mi casa era muy amplio, con una droguería a la izquierda y una tienda de muebles a la derecha. Toda la fachada era de una piedra arenisca, tipo mármol, pero sin serlo. Allí, en una esquinita, nos dejábamos mensajes escritos a lápiz, por si no coincidíamos al salir, que luego podíamos borrar con el dedo mojado en saliva.

Creo recordar que, por la tarde,  al volver de nuevo a casa, bajando de los “altos del Hipódromo” y luego subiendo por la calle de General Martínez Campos se nos unía muchas veces Iradier y a menudo, si teníamos unas perras sueltas, jugábamos a la máquina en un bar de la Glorieta de Iglesias.

De los ciento y pico que creo que éramos en Preu, siempre he recordado una veintena de nombres. De esos “veintipico” ya me faltan dos. Después de tantos años sin vernos, ¡Los estoy echando ya de menos!

Emilio Aparicio 

8 comentarios:

  1. Nunca le oí decir una mala palabra de nadie, ni en los tiempos del Ramiro ni en estos que, de algún modo, han vuelto a ser los del Ramiro.

    Si se puede condensar en una palabra la esencia de una persona, de Ángel se puede decir que era, en el mejor sentido de la expresión, Bueno.

    Ojalá sea verdad eso del Más Allá. De ser así, nos estará esperando en su pupitre de la cuarta fila del 3º A celestial, junto con Sáinz, Cruz, Iradier y los demás. Ahí, en esa cuarta fila, es donde nunca le voy a olvidar

    Alfonso

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  2. Queridos Ignacio y Paloma,
    No voy a recitaros la lista completa de clase, pero la cuarta fila la componíamos Picón, Piernavieja, QUESADA, Quiñones, Ramos, Rincón, Rosas...
    Si no hemos olvidado esto, cómo vamos a olvidar a vuestro padre. Tened la seguridad de que con nuestro recuerdo, junto al vuestro, claro está, Angel seguirá perviviendo entre todos nosotros.
    Un abrazo con el mismo cariño que le dispensamos a vuestro padre.

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  3. Queridos Ignacio y Paloma: Como podéis leer, ninguno podemos y, mucho menos, queremos olvidar al Ángel que se nos ha ido de la vista, pero no del corazón. Yo, concretamente, con un cuadro suyo en casa, aunque quisiera, no podré mientras viva. Seguiré hablando con él a pesar de que no le escuche responderme, que sé, lo hará.
    Por otra parte, si no encontráis entre sus cosas el poema que le escribí, no me importaría reescribirlo para vuestra madre y vosotros (está en mi blog personal).
    Ánimo -él os ayudará a recobrarlo- y un fortísimo abrazo. Rafael Gª-Fojeda.


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  4. Queridos Paloma e Ignacio:
    Como véis, somos muchos los que no olvidaremos a vuestro padre, nuestro Angelote. El compartir este dolor quizás os lo haga más llevadero, al poder repartirlo entre todos. Así lo espero.
    Y todos le recordaremos con cariño de aquí en adelante.
    Que sepáis que parte de la vida de vuestro padre está aquí con nosotros y que la atesoramos como de alguien que nos ha enriquecido en esta última etapa de su vida; es lamentable, sin embargo, que no hayamos podido avanzar más en esta amistad incipiente, pero Dios lo debe haber querido así, quizás porque le echaba de menos, le quería a su lado y nos lo ha quitado.
    La vida sigue; vosotros la tenéis toda por delante y con la herencia de Ángel superaréis cualquier obstáculo que se os pueda presentar.
    Siento haberos conocido tan tarde y no antes.
    Un fuerte, muy fuerte abrazo,
    Kurt

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  5. COMENTARIO QUE NOS ENVÍA JOSE MANUEL SANZ

    No recordaba a Ángel de la época del Ramiro (por estar en otro grupo) hasta que lo conocí en nuestro encuentro. Lo estoy conociendo mejor a través de vuestros escritos y vivencias. Las personas acabamos estando vivos solo en los recuerdos de los que nos quieren y tal vez, como le ocurre a Ángel, esa sea una gran recompensa y una forma muy bella de seguir vivo, pues ha dejado huella en todos sus compañeros. Descanse en paz y rindámosle el homenaje de conservar siempre esos grandes recuerdos.
    JMS

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  6. Queridos todos, lo leo, lo vuelvo a leer y me emociono enormemente al ver todo lo que habéis escrito sobre papa. Siempre había pensado que lo mío sería "amor de hija" o admiración hacia un padre pero veo que no, que papa realmente es un persona de las que deja huella. Mi padre me decía siempre que por la vida no hay que pasearse como una maleta, hay que vivirla, disfrutarla, aprender de todo lo que nos da, y él realmente lo hizo y nos lo ha transmitido.
    Estaba ilusionado con vuestro reencuentro, estaba feliz, y se le notaba. Lo compartía con nosotros en muchas ocasiones porque despertaréis una nueva ilusión en él y le hicisteis sentir importante.
    Espero de verdad que hagáis ese viaje a Berlín, que os toméis una cerveza a su salud que tanto le gustaba, que le recordéis y os riáis de lo que compartisteis. Yo espero que hagamos lo mismo con sus nietos, con mi madre, mi hermano..., nos ha dejado tan cojos!!, pero quiero pensar que esta a mi lado en cada momento, mi Ángel de la guarda.
    Estoy contenta de haberos conocido, ha sido una forma de reencontrarme con el y sentir vuestros buenos momentos juntos. Gracias de corazón por haberlo querido tanto y deseo que siempre lo recordéis como era, bueno, alegre, grande de corazón. Un beso fuerte a todos. Paloma

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  7. Hola a todos:

    Soy compañera de curso de Angel en la Agupación de Acuarelistas. Me acabo de enterar de la noticia y quiero trasladar mis condolencias a los más allegados. Deja un vacío muy importante en el "Fondo Sur" del aula donde colocaba su caballete para pintar. Nunca olvidaba a sus admirados tíos. Le echaremos mucho de menos.
    Un abrazo, Raquel

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  8. odos los colaboradores. Era un compañero muy querido

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